No es extraño que pasemos por alto todo lo que ya estamos recibiendo y pongamos nuestro foco en aquello que nos falta. Nuestra sociedad y nuestra manera de vivir muchas veces nos arrastra hacia la insatisfacción y el miedo.
Nuestro modo de vivir se llena de prisas y agendas llenas; nos deshumaniza en cierto modo . Pero podemos empezar a “abrir los ojos”…

Pasaba a menudo al lado del mismo árbol, llevaba haciéndolo durante años, nunca le presté demasiada atención, pero si había disfrutado muchas veces de su sombra en verano, me había protegido de la lluvia muchas otras…De repente un día pasé por allí y ya no estaba, lo habían cortado, y su hueco me pareció de pronto un gran abismo. Me enfadé y luego me entristecí…esperaba que siempre fuera estar ahí…
¡Cuantas veces nos ocurre esto!, simplemente te cortan el agua, o se va la conexión a internet, o te duele algo…de pronto, aquello que perdimos se muestra valiosísimo para nosotros.
Sufrimos el síndrome de “darlo por hecho” y eso ciega nuestra vista a todas las cosas que recibimos como un regalo cada instante.
Cada cosa que hemos hecho o logrado ha dependido de muchas otras personas o elementos que lo han hecho posible. Yo ahora escribo en este teclado porque alguien lo diseñó, fabricó, comercializó… escribo esto porque alguien más me inspiró, me enseñó…recibo la luz del sol, el calor de mis seres queridos, el agua que bebo con solo abrir un grifo…
Podemos aspirar a ser en cierto modo independientes pero la independencia total es una ilusión.

A cada momento estamos recibiendo regalos enormes, cosas que son realmente hermosas, valiosas para nosotros, y oportunidades que ni nos “hemos ganado” ni por las que hemos pagado. Son cosas que recibimos de forma totalmente gratuita. Cuando somos capaces de detenernos y abrir los ojos a eso, nos sentimos agradecidos de forma auténtica, y eso nos hace más libres.
Toda una práctica
Un corazón agradecido es un corazón conectado con la vida que le hace latir. No es que tengamos que “dar las gracias”, lo cual, por otro lado, muchas veces es lo adecuado o la mejor respuesta a la situación en la que nos encontramos, realmente lo esencial es sentir ese agradecimiento en el corazón, es decir, mi mente reconoce lo que se presenta ante mi como algo único, como un regalo, y mi corazón se colma al sentirse en contacto con ello.
Así, la primera condición es “despertar” y ver . Si seguimos dormidos solo despertaremos cuando lo perdamos. No digo que haya que estar agradecidos por todo, en absoluto, hay muchas cosas que ocurren en nuestra vida que son duras y que, en sí mismas, nos traen mucha aflicción. Sin embargo, cada experiencia trae consigo una oportunidad para nosotros, quizá sea la oportunidad de aprender, de hacer algo de otro modo, de dejar de hacer algo, de madurar…y tal oportunidad es un” regalo a medida” que se nos ofrece.
Si nos hemos detenido para despertar y abrir nuestros ojos a todo aquello que SÍ nos apoya ahora mismo,a todo aquello que nos está ofreciendo la vida en este mismo instante, nuestra respuesta natural es la de un corazón que canta, lleno de agradecimiento. Este sentimiento no induce a la pasividad, le sigue una respuesta natural, ya sea una acción, una palabra, una sonrisa…una reacción a la vida en ese momento, pone nuestra energía en movimiento.
Lo primero “detenerse”, lo cual tiene que ver con una actitud interior, detenerse para incluir el corazón en mi mirada y salir, aunque solo sea un instante, del automatismo ciego que nos dirige a menudo. Sólo así podemos apreciar el tesoro de “lo cotidiano”, la abundancia que apoya nuestra vida en cada instante. Esta experiencia de agradecimiento nos hace más confiados. La gratitud es en sí misma una práctica espiritual, que no por ser sencilla resulta fácil de llevar adelante, pero sus frutos son enormes.
Gracias por estos regalos que nos haces……desde luego si no “despertamos” no sera pirque nadie nos anime e inspire para hacerlo……ahi esta TU
Gracias . Creo que es bueno encontrar cosas que nos ayuden a recordar. Solemos andar “dormidos” , pero , aunque sea por un instante, podemos empezar a experimentar esa sensacion de confianza, de que la vida nos sostiene y nos ofrece a cada momento una nueva oportunidad con lo que sea que estemos viviendo