No pierdas ni un minuto más

Lo más valioso que tenemos es sin duda nuestra  vida. Es asombroso que estemos vivos ahora mismo ya que hay cien mil amenazas que pueden acabar con la vida en un instante. Por eso no podemos dejar pasar la vida como si la pudiéramos comprar con dinero, o alargar a nuestro antojo.

A veces se nos pasan los días como si estuviéramos dormidos, nos pasamos demasiado tiempo trabajando y vamos como teledirigidos, o caemos en una especie de hastío gris que tiñe toda nuestra rutina y que parece haberse tragado nuestra pasión o el fuego del corazón. ¿qué es lo que te mueve cada día? ¿Cuál es el propósito real que te motiva a levantarte cada mañana?

Creo que es de vital importancia que esta vida tan valiosa que tenemos la llenemos de orientación y sentido, que la vivamos sintiendo ese “fuego” del corazón vivo alentando nuestras acciones, nuestro propósito…No podemos perder ni un minuto más.

Por otro lado, y esto es también elemental, lo más importante de nuestra vida es el amor. La ausencia de amor, conexión y sentido de pertenencia nos lleva siempre al sufrimiento. ¿Cómo estamos amando esta vida que se nos regala en cada instante? ¿Cómo atesoramos el día de hoy que se nos ha regalado?

Venimos a este mundo a amar, a amar nuestro hogar, nuestro planeta, a otros seres, lo que hacemos…si no ponemos el corazón en ello, perdemos brillo e intensidad, perdemos nuestra conexión con las cosas de la vida, y nos sentimos solos y desorientados…Creo que a veces nos hemos confundido un poco con la idea de que “lo primero es ser amados”, y, en efecto, eso tiene su importancia, pero este corazón sólo se mantiene vivo cuando se abre, cuando se da, cuando late por algo más allá de si mismo.

Las neurosis y los desequilibrios mentales se agudizan cuanto más la persona se orienta y se obsesiona consigo misma y su propia historia y fantasía. Definitivamente pierde contacto con la realidad, solo consigue ver a través de sus propias fantasías e ideas ilusorias.

Por el contrario, la persona más desprendida o incluso “iluminada” sería aquella que se desprende de identidad alguna y se siente completamente unida a Toda la Vida y pone el corazón en todas sus acciones. Esto es lo que da sensación de pertenencia y valía: sentirse parte de algo mayor que uno mismo y orientarse de forma constructiva en esa realidad, cada uno desde lo que siente y hace. Esto es lo que devuelve salud y equilibrio, lo que da un propósito a nuestra vida…

Este tipo de personas que se involucran de todo corazón en lo que hacen, ya sea pescar, tocar el piano, barrer la casa, hablar con su hijo, escuchar a su amigo… estas personas no es que tengan mejores vidas o más fáciles, pues también se enfrentan a traumas, divorcios, profundas tristezas…pero, a pesar de todo ello, en su interior han cultivado la certeza de saberse merecedores de seguir amando esta vida, han creído que, a pesar de los contratiempos, merece la pena volver a amar, volver a poner todo el corazón en lo que viven…

Todos somos vulnerables , pero aquellos que se sienten parte de la vida, conectados a ella, viven su fragilidad como un motor de coraje,  como un espacio para la compasión y  para entender a otros, viven su fragilidad como una alerta que les enseña a corregir su trayectoria y seguir el camino hacia adelante. Se caen cien veces y se levantan otras cien, y así, afrontando la vida, afrontando sus cosas, cultivan seguridad interior.

Es cierto, sin duda alguna, eso no es nada fácil y muchas veces nos asusta. Todos tenemos miedo, pero la única manera de sentirnos mejor, más seguros, es afrontando cosas y no “teniendo” más cosas. El miedo nunca desaparecerá mientras sigamos creciendo.  Conozco bien esa experiencia de estar asustada y lo difícil que es seguir adelante con miedo. Quizá por ello   me doy cuenta de lo importante que puede ser aliviarla y aprender  a continuar.

Así que no perdamos ni un minuto más de nuestra preciosa vida, nos debemos de cuestionar una y mil veces si estamos poniendo todo el corazón en nuestra vida, si mantenemos su fuego vivo, si nos sentimos parte de algo que va más allá de nosotros mismos de algún modo, en definitiva, si vivimos de acuerdo con un propósito que da un sentido a nuestra manera de vivir.

Si es así, da igual lo que consigamos o no, todos nuestros tropiezos… nuestra vida será una buena vida.