¿Qué “condiciona” tu vida?

En nuestro día a día casi todo lo que hacemos, sentimos, pensamos, imaginamos, tocamos…depende de otras cosas. Nada surge de forma aislada. Fíjate en esta pequeña historia. Cuando su novia María quiere ir al cine, Lucas se pone nervioso.  Él y su ex, que era muy rígida con sus ideas, generalmente tenían discusiones después de ver una película.

Lucas está condicionado por aquella experiencia. Su expectativa está, por así decirlo,” contaminada” por lo que vivió en el pasado. María, por otro lado, no entiende su actitud que le molesta bastante. Su novio anterior era tacaño y no le gustaba salir a ninguna parte. María también tiene una expectativa “condicionada”.

Ninguno de ellos habla de sus anteriores relaciones, sin embargo, ahora tienen a menudo una discusión cada vez que se menciona el cine. Cada uno quiere que el otro demuestre que es diferente de su predecesor, pero, sin saberlo, está contribuyendo a que su actual pareja sea igual que su ex.
¿Verdad que es muy fácil darse cuenta con qué frecuencia repetimos una y otra vez las mismas historias reviviendo una y otra vez los mismos efectos?.

María no tiene nada que ver con la antigua novia de Lucas, pero pronto empieza a actuar como ella a raíz de la expectativa condicionada de Lucas. De manera inconsciente tendemos “puentes” entre nuestras antiguas experiencias y las actuales.


Aunque esto es lo que nos pasa frecuentemente, no es para nada lo que “nos tiene” que pasar. Digamos que la experiencia crea una tendencia a que repliquemos las cosas, lo conocido, aunque sea malo para nosotros, pero esto no significa que esto sea inevitable. Lucas y María podrían llegar a comprenderse mejor.

No todas las condiciones son malas. De hecho, la mayor parte de cosas que has conseguido o que logras hacer hoy con éxito son consecuencia de condiciones buenas que aprendiste en el pasado o condiciones que se dan hoy y que lo hacen posible. Esas que te hacen libre, maduro y te ayudan a crecer…esas, ¡qué bien conservarlas!
Sin embargo, qué hay de eso qué te mantiene estancado y parece que revives una y otra vez. Aunque cambies de paisaje, o las personas sean diferentes…

Pensamos “no tengo solución”, “siempre lo mismo” y te sientes como si tu vida fuera una noria. De esta manera nuestra identidad depende de las condiciones.
La buena noticia es que es posible crear buenas condiciones. Cuando te das cuenta de que algo te mantiene atascado y tienes el coraje para buscar más allá, entonces puedes dar un paso existencial importante, cambiando la visión de ti mismo y de tu relación con el entorno.

Esto amplia nuestra visión del “yo” y nos libera un poco de nuestra estrecha visión de la vida.
Así que eso nos lleva a la idea de que lo ideal no es tanto cambiarte a ti mismo como ser flexible, adaptable y capaz de expandir tu noción del “Yo” mucho más.

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